La joya de la huerta

Cultivada con pasión en tierras únicas

La Alcachofa de la Vega Baja, tradición y sabor con identidad propia

La alcachofa de la Vega Baja destaca por su ternura, sabor, calidad y prestigio.

La cultivan manos llenas de experiencia en una tierra que es ideal para las alcachofas por la fertilidad del suelo y donde el sistema de riego tradicional le confiere unas propiedades únicas con un ligero toque amargo, que es característico de la alcachofa, pero con unos matices dulces y una textura tierna que la convierten en un manjar.

Esas cualidades hacen que la alcachofa de la Vega Baja del Segura sea conocida como la Joya de la Huerta y desde hace más de 10 años está amparada bajo la marca Alcachofa de la Vega Baja del Segura que defiende y promociona sus características. Desde entonces, se ha convertido en un símbolo del territorio y en un referente gastronómico a nivel nacional.

Esta joya se cultiva en la comarca de la Vega Baja del Segura (sur de Alicante) desde finales de noviembre hasta el mes de mayo, aproximadamente. En esta zona hay más de 2.300 hectáreas destinadas a la alcachofa y en la última década la superficie ha crecido por encima del 50% debido a la rentabilidad del cultivo y a las acciones de promoción que se han llevado a cabo.

En condiciones climáticas estables, la Vega Baja del Segura produce por campaña una media de 25.000 toneladas.

Liderando la producción y exportación de alcachofas

Zona de referencia y principales exportadores

Estas cifras convierten a la comarca en la zona productora más importante de la Comunidad Valenciana, la segunda de España y son los principales exportadores del país ya que alrededor del 50% de las alcachofas españolas que se venden en el exterior proceden de la Vega Baja del Segura.

Entre los principales países destacan Francia e Italia y, en menor medida, Alemania, Países Bajos y Reino Unido.

De esta forma, la alcachofa de la Vega Baja del Segura es un motor económico para la comarca. Genera unos 5.000 empleos directos por campaña a los que hay que sumar un millar de puestos de trabajo de la industria conservera y alrededor de 1.500 empleos indirectos.

El riego tradicional

El riego a manta, un método tradicional y sostenible

El riego tradicional, conocido como riego a manta, ofrece numerosos beneficios para el cultivo de la alcachofa. Este método consiste en inundar los campos de manera controlada y sostenible porque el agua se reutiliza hasta 3 y 4 veces gracias a la red de acequias (que distribuyen el agua) y azarbes (canales que recogen el agua sobrante y que permite reutilizarlas en otras zonas).

Con este sistema de riego, que tiene su origen en la época musulmana, se asegura una distribución uniforme del agua, un aprovechamiento óptimo de los nutrientes en el suelo y ayuda a reducir la salinidad del suelo, mejorando la calidad de las alcachofas.

Un trabajo minucioso

Sabiduría, esfuerzo y tradición en cada alcachofa

El prestigio de esta alcachofa nace en la huerta donde los agricultores son grandes conocedores del cultivo.
Cuidan cada detalle, tienen mucha experiencia y una sabiduría que han heredado generación tras generación. Todo ello se combina con la investigación, mejoras e innovaciones desarrolladas por los técnicos.

El trabajo alrededor de la alcachofa es minucioso. Tanto la plantación como la recogida se hace de forma manual, de una en una, y los agricultores siempre están pendientes de la evolución del cultivo para darles el mejor trato.
Una vez que las alcachofas alcanzan su momento óptimo, se recolectan y pasan de la huerta a las diversas subastas y empresas que hay en la Vega Baja.

Diversas variedades y conservas

De la huerta a la mesa, frescas o en conserva

La temporada de alcachofas en la Vega Baja va de noviembre a mayo (aproximadamente).

En la zona se producen diversas variedades dependiendo del mercado de destino y de las preferencias de sus consumidores. La más tradicional es la Blanca de Tudela pero también podemos encontrar una amplia diversidad de variedades y tamaños donde destaca la green queen; entre otras.

La industria conservera de la Vega Baja también goza de gran prestigio y reputación.

En estas fábricas se manipulan para pelarlas, cocerlas y envasarlas con el fin de disfrutar de la Joya de la Huerta durante todo el año.

Las alcachofas se preparan tanto al natural como marinadas y se conservan en latas o tarros.

Una marca para la alcachofa

El resurgir de un cultivo emblemático

La alcachofa se constituyó como el Cultivo Rey en la década de los 60 por los elevados índices de producción, superficie y exportación.

Comenzó así una época dorada en la que se crearon fiestas y eventos alrededor de la misma. El cultivo alcanzó máximos históricos en los 80 pero, posteriormente, el sector sufrió una crisis por diversos motivos como el abandono del campo debido al auge de la construcción y del sector servicios.

La alcachofa fue perdiendo protagonismo en la huerta hasta que a finales de 2011 se produjo su renacer de la mano de un grupo de empresarios y del Ayuntamiento de Almoradí que crearon la marca Alcachofa de la Vega Baja del Segura para recuperar la fortaleza de su Joya.

Esta iniciativa rápidamente se convirtió en un proyecto de ámbito comarcal compuesto por más de una decena de municipios y una docena de empresas que demuestran su compromiso por defender la huerta y su producto estrella.

En la actualidad, a lo largo de la temporada en los diferentes municipios que forman parte de la asociación se suceden los eventos, ferias, actos y actividades relacionadas con la Joya de la Huerta. Además, la asociación participa en las principales ferias internacionales del sector, desarrolla campañas de promoción para incentivar el consumo de alcachofas de la Vega Baja y lleva a cabo acciones en los colegios para trasladar los valores de la huerta a las aulas.